Fundación Brasileña para el Desarrollo Sostenible - FBDS
Fórum Brasileño de Cambios Climáticos - FBCC
Excelentísimo Señor Ronaldo Mota Sardenberg
Ministro de Estado de Ciencia y Tecnología
São Paulo, 28 de agosto de 2001
Señoras y Señores,
Es para mí una alegría participar de la apertura de este Seminario sobre los Cambios Climáticos y las Oportunidades para la Industria Brasileña y compartir con ustedes reflexiones sobre este tema. La ciudad de São Paulo es el escenario ideal para la realización de este evento, en vista que concentra una gran parte de la actividad productiva del País y, por lo tanto, grupos industriales con legítimos intereses en la cuestión ambiental.
Cuando se tiene en mente la magnitud del problema del Cambio Climático y las posibles consecuencias que acarreará a los diversos sectores de la economía, no restan dudas sobre la necesidad de que se definan y apliquen unos nuevos modelos de desarrollo sostenible y de cooperación, ya sea internamente en el País, o ya sea internacionalmente.
Despertar y movilizar a la sociedad para el debate del cambio climático depende, sin embargo, en gran parte, también de nuestra capacidad de transmitir, con claridad, sus reales significados y las razones del interés del País sobre esta cuestión.
Iniciativas como ésta de la Fundación Brasileña para el Desarrollo Sostenible y del Fórum Brasileño de Cambios Climáticos, que se dirigen a la intensificación del diálogo nacional sobre el cambio climático son, por lo tanto, fundamentales y no podría haber un mejor momento que el actual, después del resultado de la Conferencia del Clima en Bonn y el curso de las negociaciones referentes al Protocolo de Kyoto.
La expectativa dominante es que dicho Protocolo se ratifique por el número necesario de países hasta Johanesburgo, o sea hasta la Conferencia Río+10, para que entre en vigor a finales del próximo año. Brasil está trabajando intensamente en este sentido, consciente de sus responsabilidades, como uno de los principales interlocutores en las negociaciones entre los países en desarrollo.
Fue en esta permanente disposición en las negociaciones durante la VI Conferencia de las Partes, en Bonn, en el pasado mes de julio, a pesar de las expectativas negativas, yo diría que casi derrotistas, que enmarcaron sus momentos iniciales. El papel fundamental ejercido por parte de Brasil en las articulaciones por detrás de los bastidores que condujeron a la adopción del Acuerdo de Bonn figura como uno de los principales factores para el resultado final positivo, a mi modo de ver, que fue posible alcanzar.
Cumpliendo el mandato concedido personalmente por el Presidente Fernando Henrique en la reunión del Fórum Brasileño de Cambios Climáticos, realizado antes de la COP de Bonn, la Delegación brasileña actuó obstinadamente a favor de la busca del consenso en torno de los temas considerados centrales para que especialmente los países del Anexo I pudiesen agilizar sus procedimientos internos para la ratificación del Protocolo de Kyoto.
Con el firme propósito de avanzar rumbo a la ratificación del Protocolo de Kyoto y reafirmando la intención común de buscarse un resultado positivo en la Conferencia de Bonn, Brasil intentó actuar como un eslabón entre los grupos participantes, especialmente el de los países en vías de desarrollo y los europeos, identificando convergencias que podrían servir de base para un acuerdo.
El Acuerdo de Bonn, finalmente construido, constituye un conjunto de medidas con las posibles soluciones de consenso sobre los temas más controvertidos de las negociaciones y, como tal, ofrece una dosis equilibrada de ganancias y pérdidas para los diferentes países y grupos de interés.
Su mérito fue el de haber alterado la ecuación política que caracterizaba las negociaciones sobre el cambio climático, sobretodo desde la Conferencia de La Haya. Representa, en este contexto, un impulso alentador en el proceso de reglamentación, con vistas a la ratificación, del Protocolo de Kyoto.
A pesar de no haberse logrado concluir, uniformemente, las negociaciones de las decisiones que tornarán operativas las directrices ministeriales presentes en el Acuerdo de Bonn, la COP-6 representó un vigoroso paso en dirección a la ratificación de Kyoto. Se finalizaron las negociaciones sobre los llamados temas de interés más inmediato de los países en vías de desarrollo, como financiamiento, medidas de adaptación y vulnerabilidad, transferencia de tecnología y capacitación.
Con la preocupación de preservar la integridad del Acuerdo de Bonn, pero teniendo en cuenta que las negociaciones sobre los demás temas permanecieron parcialmente inacabadas, se optó por remitir a la COP-7, en Marrakech, la totalidad de las decisiones, con la clara identificación de los puntos ya finalizados y los que demandan negociaciones adicionales.
El multilateralismo en el tratamiento de los temas ambientales globales salió victorioso en Bonn, resultando un beneficio adicional importante. Su reafirmación se reviste de un gran significado, al aproximarse la celebración de los diez años de la Conferencia de Río.
Brasil se confirmó, una vez más, como actor indispensable en las negociaciones, lo que fue reconocido, en sesión plenaria, por el Presidente de la Conferencia. Además, el Acuerdo de Bonn representó una reactivación del MDL, para lo cual Brasil será uno de los países más competitivos. Las negociaciones sobre el uso de la tierra, cambio en el uso de la tierra y bosques, que determinarán el reconocimiento de actividades de reforestación y aforestación, van, igualmente, a reforzar la natural competitividad de Brasil en este sector.
La expectativa es de que efectivamente cerremos la definición de la reglamentación en la COP VII, en Marraquech, pero ya existen claras señales de la orientación que deberá seguirse por los diferentes actores interesados. Y Brasil está trabajando fuertemente en el G-77.
Por esa razón, las actividades de sensibilización y capacitación del sector privado brasileño con relación al Cambio Climático, como también los problemas y oportunidades involucrados con el mismo, resultan importantes en este momento.
La creación del Núcleo de Proyectos de Desarrollo Limpio por parte de la FBDS, en asociación con la Federación de las Industrias del Estado de São Paulo, y la formalización del convenio con la FINEP, con el objetivo de apoyar las actividades del Núcleo, deben contribuir a la difusión de proyectos que, en el momento oportuno, podrán candidatarse y ser elegibles al MDL, de acuerdo a las disposiciones internacionales y nacionales que todavía no se encuentran definidas.
Y, en ese aspecto, es necesario que tengamos presente la necesidad de esperar, sin precipitación, la finalización de la reglamentación internacional. Primeramente se debe construir a nivel internacional la base legal, lo que significa ratificar el Protocolo de Kyoto y avanzar en su aplicación.
No sería prudente que Brasil se anticipase y crease una reglamentación paralela a la reglamentación internacional. Es necesario tener claro que la disciplinación de un mercado de carbono no tiene valor propio, pero está intrínsecamente asociado con los objetivos de la reducción de emisiones en el contexto de la Convención del Clima y de Kyoto. Cuando la reglamentación internacional esté concluida, Brasil estará preparado para establecer el marco institucional adecuado para su inmediata aplicación.
El Fórum Brasileño de Cambios Climáticos ha ejercido, y continuará ejerciendo, un papel importante, cuya actuación se suma al esfuerzo nacional de sensibilización y mayor participación de la sociedad en lo referente al tema, al incorporar en su estructura los sectores público y privado y las organizaciones no gubernamentales.
Como la sociedad brasileña, el Gobierno está atento a los despliegues (sociales, ambientales, científicos y tecnológicos, económicos y políticos) suscitados por los cambios climáticos. Por determinación directa del Presidente Fernando Henrique Cardoso, hemos mantenido bajo permanente análisis los efectos reales que los referidos cambios tendrán sobre los distintos sectores del País.
Además, el momento actual de crisis energética evidencia que el actual paradigma de crecimiento económico, basado en tecnologías contaminantes, no es capaz de atender la dimensión ambiental, lo que también debe estimular las inversiones en el área de energías alternativas. Como uno de los pocos países del mundo cuya matriz energética puede ser considerada limpia, o con baja intensidad de carbono, Brasil debe prepararse para esos nuevos desafíos.
Las oportunidades para la industria en el MDL deben enfocar principalmente actividades que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, las cuales, de otra manera, no serían realizadas debido al alto costo de las tecnologías involucradas. Además, esas actividades deben aprovechar las ventajas naturales del País, como por ejemplo, la posibilidad de utilización de energía alternativa, solar, eólica, biomasa, y desarrollar proyectos forestales propios en extensas áreas del territorio nacional.
La creación de un mercado para emisiones es similar al establecimiento de cualquier otro mercado. A pesar de todo, se le debe dar una atención especial a la definición de los derechos de propiedad, al monitoreo y a la obligación de que se cumplan las reglas. Los actores involucrados deben estar seguros de que venderán o comprarán certificados que resulten en efectivas reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero al nivel estipulado.
En el ámbito del MDL, por lo tanto, las oportunidades para la industria conjugan intereses económicos con intereses ambientales. Los proyectos que tienen el objetivo de promover esas reducciones a través del MDL ayudarán a los países en vías de desarrollo a que alcancen los objetivos del desarrollo sostenible. Al mismo tiempo, contribuirán con el objetivo principal de la Convención que es el de alcanzar la estabilización mundial de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, a niveles que impidan la interferencia antrópica peligrosa en el sistema climático.
De ese modo, a medida en que las economías en desarrollo caminan hacia un crecimiento sostenible, también estarán facilitando la aplicación de las metas de la Convención del Clima.
Teniendo en cuenta esas preocupaciones, la Comisión Interministerial del Cambio Global del Clima, que presido, constituye la instancia de articulación de los diferentes puntos de vista, en el Ejecutivo Federal, con miras a las políticas públicas que afectan la emisión de gases de efecto invernadero en Brasil.
Incumbe a la Comisión definir los criterios de elegibilidad para proyectos de MDL adicionales a aquellos considerados por los órganos de la Convención del Clima y coherentes con las estrategias nacionales de desarrollo sostenible.
A través de la definición de esos criterios, la Comisión debe reflejar nuestros deseos en lo referente al tipo de desarrollo que deseamos para el País. Otra importante atribución de la Comisión se refiere al análisis de las propuestas de proyectos que resulten en una reducción de emisiones, de su elegibilidad frente al MDL y, finalmente, su aprobación.
Hasta que resulte finalizada completamente la reglamentación del Protocolo de Kyoto, no se puede decir con seguridad el tamaño del mercado que el MDL abarcará. Los escenarios y las estimativas sobre ese valor son diversos. Un reciente estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo, la UNCTAD, estima que, si el MDL capturase el 35% del mercado de gases de efecto invernadero, el potencial sería de 18.000 millones de dólares por año.
Por agregar 24 empresas de gran tamaño, la FBDS es portavoz privilegiado de los pleitos y expectativas de la iniciativa privada en lo que se refiere a las cuestiones del cambio climático. Además, la Fundación está prestando una importante contribución en la difusión del Mecanismo de Desarrollo Limpio entre el medio empresarial.
Hace algún tiempo, el tema del Cambio Climático tenía el reconocimiento casi exclusivamente en el área científica. A pesar de todo, en los últimos años, hubo un cambio cualitativo en lo que se refiere al abordaje del problema. Actualmente este asunto tiene presencia relevante en las preocupaciones políticas mundiales. Pasados diez años desde Río-92, donde tuve el privilegio de participar como diplomático, veo con alegría el interés despertado por el tema entre los empresarios brasileños.
Su efectiva participación es y continuará siendo parte fundamental para el éxito de los objetivos de la Convención del Clima. Combinando beneficios financieros y ambientales con estrategias a largo plazo, la industria brasileña ofrece un ejemplo constructivo del nuevo comportamiento exigido por los desafíos del futuro.