El problema que hoy enfrentamos - cómo financiar de manera efectiva el desarrollo ambientalmente sostenible - es nuevo en el sentido de que no existen precedentes para guiarnos. Tenemos que buscar, de esa manera, inspiración en hechos ya conocidos que resumiré en ejemplos existentes de experiencias anteriores en Brasil, en calidad de país representativo en desarrollo. Para nutrir aún más nuestra reflexión, concluiré con un ejemplo del efecto que surte el cambio del clima global sobre la vida humana.
Los banqueros y mentores de política están acostumbrados a analizar diferentes opciones de inversión, con el objetivo de determinar la línea de acción que represente la mejor aplicación de recursos escasos. A mi entender ese es el significado de la palabra efectiva en el título de esta conferencia. Un aspecto importante en la elección de la mejor línea de acción es la decisión fundamental de cuándo actuar. También nos pidieron que consideráramos el valor de la inactividad, o el valor relativo de proceder después, y no ahora.
Propongo que reconozcamos que es absolutamente esencial para la consideración de esos problemas difíciles y nuevos que ellos se basen en la razón o en el mejor conocimiento científico disponible. La Academia de Ciencias del Tercer Mundo, la cual tengo el honor de presidir, identificó la pérdida de espacio del pensamiento racional para otros paradigmas como una de las características principales y preocupantes de este final de milenio.
Los mayores problemas ambientales globales que nosotros enfrentamos, identificados y abordados por las Naciones Unidas durante la Cúpula de la Tierra en Río de Janeiro en 1992, son el calentamiento global y la biodiversidad. Unidos de una manera inextricable a esos problemas ambientales están los problemas básicos de infraestructura de la producción y uso de energía y el suministro de agua pura, estrechamente unidos, a su vez, a la agricultura. En el sector industrial, la cuestión de las moléculas sintéticas que afectan la composición química de nuestra atmósfera recibió gran atención en los esfuerzos hechos en la substitución de los clorofluor-carbonados (CFCs) por otras substancias que no afectan a la capa de ozono.
El resultado de la inactividad al tratarse de uno de los problemas ambientales globales - y del calentamiento global causado por emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre y el dióxido de carbono, especialmente - es relativamente fácil de prever en términos físicos. El problema de valorar el costo de dicha inactividad ya es más difícil, pero me gustaría expresar algunas consideraciones metodológicas sobre cómo abordar el problema.
Las previsiones más recientes del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el órgano internacional de científicos que hace apreciaciones periódicas de las condiciones de conocimiento a cerca del cambio climático, son de que la temperatura media global aumentará a razón del 0,1 - 0,35º C por década en el próximo siglo. Esa tasa de aumento mantenido probablemente es mayor que cualquier otra observada en los últimos 10.000 años. Dicha previsión se basa en el escenario de emisiones del Grupo, que postuló aumentos significativos de las emisiones globales a lo largo del próximo siglo.
Los costos de la inactividad se pueden dividir en varias categorías. Está el valor asociado a los daños causados por el cambio del clima, y en su artículo, Robert T. Watson detalla los conocimientos actuales sobre los efectos del cambio climático en todos los aspectos. Está también el costo relacionado con la adaptación al cambio climático, en el caso que esa sea la línea de adopción aceptada, como debe ser en algunos casos. Por otro lado, existe un valor asociado a la mitigación del problema, o a la toma de medidas para reducir emisiones. Fundamentalmente, la disyuntiva es si dichos valores deben asumirse ahora, en el momento en que esa opción enfrenta el precio futuro de la inactividad.
El hecho de que ahora el costo de la acción exista mucho antes que los costos potenciales de inactividad presenta problemas que fueron mencionados en la literatura como equidad entre generaciones, una idea que amplía el concepto de una tasa de descuento más allá de los límites planeados para sus posibilidades de aplicación y probablemente fuera de reconocimiento. Yo no me detendré en esos aspectos, a no ser para mencionar que el problema de la equidad entre países debe tratarse dentro de las directrices de la Convención de Cambio Climático, que contiene todos los principios importantes de una responsabilidad común pero diferenciada y varias consideraciones en relación a las condiciones especiales de países y grupos de países.
Como estamos trabajando para la aplicación del Mandato de Berlín, para negociar un protocolo que limite las emisiones de las partes del Anexo I y le de continuidad a la ejecución de las obligaciones actuales de las partes no-Anexo I, debemos establecer un régimen global dentro del cual la parcela de cada país del deber de mitigar el cambio climático debe ser, en una primera aproximación, proporcional a su parcela de responsabilidad por el cambio climático. Esa parcela de responsabilidad podría medirse, por ejemplo, por su contribución al aumento de la temperatura media global, y podría destacarse de esa primera aproximación por medio de la invocación de todas las demás consideraciones contenidas en la convención en términos cuantitativos y negociados.
El problema del calentamiento global fundamentalmente es un problema de cómo lidiar con el sector energético. La evolución histórica del consumo global de energía muestra un crecimiento fijo de un 2% al año desde la mitad del siglo pasado. El aumento en los Estados Unidos fue cerca del 3% al año. Así, es evidente que cualquier medida formal que se tome sería visando alcanzar la sostenibilidad ambiental desde el punto de vista del calentamiento global que involucra necesariamente, el tratamiento del futuro de la producción y del uso de energía.
La evolución de la eficacia en el uso de energía permite llegar a conclusiones interesantes. Un impresionante beneficio se obtuvo con la eficacia del uso de energía para la iluminación. Un beneficio menos impresionante, pero sostenido, acaeció con la eficiencia de la conversión en energía mecánica. Entonces es lógico, que las acciones dirigidas hacia la sostenibilidad ambiental deban incluir esfuerzos para la explotación de todas las oportunidades para un mayor perfeccionamiento de la eficacia tanto en la producción como en el uso de energía. La ciencia y la racionalidad han sido y continuarán siendo factores cada vez más importantes para que se alcance la eficacia energética. Cualquier programa de energía debe estar íntimamente relacionado a la mejora de la eficiencia en el uso de energía.
La energía es un factor básico para el desarrollo. Es una aspiración justa y natural de las personas de países en desarrollo buscar un padrón de vida comparable al de los países industrializados. Las consideraciones sobre sostenibilidad ambiental, necesidades de capital y limitación de recursos naturales nos llevan a la conclusión que la generalización del uso de energía en el mundo necesariamente presupone la conquista de niveles tecnológicos de alta efectividad. El desarrollo, en cooperación con los países industrializados cuando sea apropiado, y la introducción de esos nuevos niveles tecnológicos en los países en desarrollo son, de esa manera, de alta prioridad. Ese concepto incluye el llamado "leapfrogging" (saltos tecnológicos), o sea, saltarse pasos dados, en el pasado, por los países industrializados. La percepción del potencial de beneficios globales de esa línea de acción justifica la cooperación de países industrializados y constituye la interpretación constructiva de la busca de transferencia tecnológica por los países en desarrollo.
La cuestión del momento justo de adoptar tales medidas, y la cuestión del costo de la inactividad, deben tomar en cuenta factores que son intrínsecamente contradictorios. La cuestión de tener que hacer una disminución urgente viene del hecho de que el efecto de las emisiones de dióxido de carbono se hace sentir como un cambio en la temperatura media global después de un largo período. Por ejemplo, el efecto sobre el aumento previsto en la temperatura media global en el caso que se evitara la emisión de 1 gigaton de carbono en 1995 pasaría varias décadas sin notarse.
Las inversiones y retornos en el sector energético también tiene una escala de tiempo de varias décadas. Para complicar aún más las cosas, el sector es de capital intensivo y está sujeto a cambios tecnológicos que ocurren en una escala de tiempo menor que en el período normal para el retorno de las inversiones. Entonces se puede argumentar, que es mejor posponer las acciones porque en el futuro habrá más capital, conocimiento y tecnología mejores, haciendo de ese atraso un uso más eficaz de capital.
Además del costo de la inactividad, debe considerarse el precio de tomar la acción equivocada. Me gustaría ilustrar el tema con algunos ejemplos del sector energético brasileño.
En los años 70, el gobierno de Brasil tomó una gran iniciativa con la aplicación de un programa nacional para promover, por medio de subsidios y desarrollo tecnológico, el uso de alcohol hidratado de caña de azúcar como combustible para automóviles. La razón fundamental de aumentar la seguridad del suministro de combustible, amenazado en esa época por la primera crisis del petróleo, fue complementada con la percepción de los beneficios ambientales adicionales proporcionados por la reducción de la contaminación urbana. Esa razón fue fortalecida más tarde con la observación de que el programa es una gran demostración del uso de combustible de la biomasa como una forma de evitar emisiones de carbono.
Las emisiones de carbono resultantes del proceso de combustión se equilibran mediante la absorción de carbono durante el período de crecimiento de la caña de azúcar de forma sostenible; así, los 5 millones de automóviles brasileños impulsados con alcohol, al contrario que la gasolina no contribuyen al calentamiento global. Una reciente estimativa indica que, desde su inicio en 1974, el programa evitó emisiones de carbono de más de 9 megatones por año, un número que debe compararse a las emisiones brasileñas provenientes de combustibles fósiles que corresponden a 60 megatones por año.
Otro ejemplo en Brasil en que una decisión en el sector energético demostró que no era la mejor, fue la construcción de la hidroeléctrica de Balbina. Por razones relacionadas con la disminución de los costos de transmisión de electricidad, el embalse de Balbina fue construido cerca de la apartada ciudad de Manaus, capital de Amazonas, en el norte de Brasil. Entretanto, el resultado fue que el área inundada por el embalse estaba fuera de proporción tanto para la potencia instalada como para la energía suministrada por la central: 216.000 hectáreas para una potencia instalada de 250 megawatt y un suministro de energía de 1.100 gigawatt/horas por año. La razón resultante de 5 megawatt/horas al año por hectárea es menos de la mitad que lo obtenido en otras centrales hidroeléctricas de Brasil.
Las oportunidades en el área de conservación de energía poseen un papel importante en un país como Brasil, aunque estén limitadas, en su contribución total, con el objetivo de un desarrollo ambientalmente sostenible desde el punto de vista de la mitigación de las emisiones de gas de efecto invernadero y la consecuente disminución del calentamiento global. El motivo básico inicial de un programa de conservación de energía era economizar la escasa moneda extranjera evitando importaciones de petróleo.
El Programa Conserve, realizado durante los años 80, posibilitó la sustitución total de los derivados del petróleo en la industria brasileña de papel y celulosa y la casi total eliminación del consumo de petróleo en las industrias de cemento y acero. Más recientemente, consideraciones a cerca de la demora de inversiones en la construcción de centrales eléctricas y refinerías, dentro del contexto del escaso capital de inversión, condujo a Brasil a perfeccionar ese programa de ahorro energético con la ayuda del Banco Mundial. Se espera que el total de las inversiones en ahorro de energía sean del orden de 16 mil millones de dólares hasta 2015, para un ahorro total de energía de 130 terawatt-horas, equivalente a dos centrales como la de Itaipu, con una capacidad instalada de 12.000 megawatts cada una.
Finalmente, viene la cuestión de la relación entre energía y agricultura. El sector agrícola constituye un aspecto necesario y prominente para el progreso de países en desarrollo y está, naturalmente, estrechamente relacionado con el sector energético. Todos los países en desarrollo poseen climas que son tropicales, áridos o semiáridos, con una alta variabilidad climática inter-anual. Esa correlación no es ciertamente una coincidencia, una discusión más sobre cuales son sus causas y efectos, y aunque interesante, ese asunto huye del propósito de este capítulo.
De todas maneras, el hecho de existir esa correlación sugiere que las peculiaridades de tales condiciones climáticas deben tenerse en cuenta al tomarse decisiones sobre desarrollo, en términos de sus implicaciones no solamente para el sector energético como también para el singular sector agrícola. El sector agrícola, a su vez, condiciona la demanda de energía a través de sus necesidades de fertilizantes y agua para la irrigación y otros usos.
Un ejemplo interesante en Brasil de los beneficios que se obtendrán en el transcurso de acciones apropiadas tomadas de modo tempestivo es la introducción de previsiones climáticas en la región geográfica semiárida del nordeste brasileño, en la provincia de Ceará, desde 1990. Esa región tiene una época de lluvia bastante definida y una variabilidad inter-anual muy alta y su agricultura es altamente dependiente del inicio y de la fuerza de la época de lluvia (índice 1).
Esos datos demuestran la diferencia sorprendente en la producción de granos como resultado de acciones apropiadas y oportunas. Los episodios de El Niño son asociados con el período de sequía en Ceará y con una disminución en la producción de granos. Condiciones severas de sequía sucedieron tanto en 1983 como en 1993, pero la producción de granos fue mayor en 1993, cuando fue prevista la oscilación sur de El Niño.
Se observó la misma diferencia entre 1986 y 1994, ambos años con fuertes precipitaciones; un uso agrícola adecuado en 1994, con base a previsiones del tiempo y del clima, posibilitó una producción de granos mucho mayor que en 1986. Efectos negativos de sequías moderadas, como las que sucedieron en 1987 y 1991, también pueden reducirse por medio de una acción correcta y oportuna. En 1991 y 1993, se avisó a los hacenderos de la previsión de El Niño y la sequía asociada a él, y como resultado, la producción de granos no presentó los daños enormes sufridos en 1983 y 1987, cuando no se tomó ninguna medida.
Tabla 1. Precipitación atmosférica y producción de granos en la provincia de Ceará, Brasil, años escogidos:
Clima y año Precipitación anual
Producción de granos
(en toneladas)
|
Media (mm)
|
Desvío (%)
|
|
Sequía severa |
1983 |
395
|
-58,4
|
121.956
|
1993 |
413
|
-56,2
|
191.675
|
|
Lluvia fuerte |
1986 |
1.282
|
36,0
|
631.465
|
1994 |
1.161
|
22,4
|
1.029.553
|
|
|
|
|
Sequía moderada |
1987 |
723
|
-23,6
|
263.662
|
1991 |
725
|
-23,4
|
796.911
|
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Media |
943
|
0,0
|
650.000
|
Fuente: Instituto Meteorológico de Ceará/Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.
No se tomó ninguna medida después de la previsión de El Niño de 1986-87 y de la sequía correspondiente, y la producción de granos fue bastante pequeña - 100.000 toneladas - comparada con la media a largo plazo de 650.000 toneladas. En 1991 y 1993, los hacenderos fueron avisados de El Niño y de la sequía y como resultado, la producción de granos no sufrió el enorme daño de 1987, cuando no se tomó ninguna medida.
Observamos que el conocimiento es absolutamente esencial para tomar decisiones en la busca de inversiones eficientes para alcanzar el desarrollo ambientalmente sostenible. Probablemente, la consecuencia más sobresaliente de la inactividad es resultante de la ineficacia de los sistemas de educación. Eso se aplica particularmente al alcance limitado de la enseñanza de ciencias en la actualidad. La diferencia de los países industrializados con los países en desarrollo puede verse claramente a través de algunos indicadores suficientemente conocidos, como el analfabetismo, número de ingenieros, cursos pos-universitarios y número de científicos por habitantes. Los efectos de las inversiones en educación se perciben a largo plazo, típicamente, una generación. Esas son las consecuencias de la inactividad - sus resultados se observan después de veinte años- cuando una base insuficiente de recursos humanos tiene como resultado la inactividad y decisiones equivocadas.
Para terminar, me gustaría mencionar un factor que debe tenerse en consideración al tomar decisiones sobre el precio de aplazar acciones en el tratamiento de problemas de desarrollo ambientalmente sostenible. El máximo objetivo del desarrollo es mejorar el bienestar de la humanidad en un equilibrio sostenible con el medio ambiente. Así, el efecto directo del cambio climático provocado por el hombre merece un lugar destacado en nuestras preocupaciones. Como resultado, leyes fisioquímicas generales pueden ser aplicadas en principio a la transición de las especies de mamíferos del estado vivo, para el estado muerto.
Dentro de ciertas suposiciones sobre la validez del equilibrio termodinámico entre esos estados, puede crearse la hipótesis de que hay una correlación lineal entre el logaritmo de la frecuencia de muertes y la temperatura del ambiente. La curva de la línea podría asociarse, por la Ley de Arrhenius, con la energía de activación para la transformación. En los pocos ejemplos que los datos estadísticos apropiados estaban disponibles, esa hipótesis parece plausible, y debe describir analíticamente la mortalidad asociada al último verano excepcionalmente caluroso en los Estados Unidos.
La tasa de mortalidad en Marsella durante la ola de calor de julio-agosto de 1983 correspondió con la temperatura. Los mismos datos de mortalidad en escala logarítmica, mostrados como función de la temperatura absoluta inversa, confirman la hipótesis. Una dependencia parecida se encuentra en los datos sobre la mayor ola de calor sucedida en Londres, en 1976. Las implicaciones de esa hipótesis, si verificada, son de amplias consecuencias, porque presuponen que la frecuencia de las muertes tiende a asociarse con la temperatura en potencia.
El efecto observado no resulta tanto de altos extremos de temperatura, como sí de la falta de variación diurna, como fue nítidamente observado en Marsella y en la ciudad vecina de Carpentras. Además de eso, la posibilidad de adaptación de las poblaciones afectadas a temperaturas extremas recientemente inducidas no debe excluirse.
Notas
Este capítulo fue preparado con la ayuda de Luiz Gylvan Meira Filho, presidente de la Agencia Espacial Brasileña.
Durante el Primer Encuentro de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en marzo-abril de 1995, se creó un proceso conocido como "Mandato de Berlín" para permitir la negociación de un protocolo estableciendo reglas para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de los países industrializados.
1. Cesare Machetti, On Property and Behavior of Energy Systems (Luxemburgo, Austria: International Institute for Applied Systems Analysis, sin fecha).
Machetti, "Energy Systems—the Broader Context", Technology Forecast for Social Change 14 (1979):191-203; José I. Vargas, "The Brazilian Energy Scenario and the Environment: An Overview." Centro Brasileño de Investigaciones Físicas. Artículo presentado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED), Río de Janeiro, 1992.
Luiz Gylvan Meira Filho, comunicación personal.
Antonio Divino Moura, "Prospects for Season to Interannual Climate Prediction and Applications for Sustainable Development," Boletim 43 da World Meteorological Organization (julio 1994): 207-16. 207-16.
La Ley de Arrhenius afirma que la velocidad de una reacción química aumenta con la temperatura.
Esa información se puede encontrar en J. P. Besancenot, La Recherne 223 (julio 1990): 930-33.
Vargas, "The Brazilian Energy Scenario and the Environment".
Vargas, "The Brazilian Energy Scenario and the Environment".
Frases destacadas
"Cualquier medida seria que vise alcanzar la sostenibilidad ambiental desde el punto de vista del calentamiento global involucra, necesariamente, el tratamiento del futuro de la producción y del uso de energía".
-José I. Vargas
"La percepción del potencial de beneficios globales de esa línea de acción justifica la cooperación de países industrializados y constituye la interpretación constructiva de la busca de transferencia tecnológica por los países en desarrollo".
-José I. Vargas
"Un ejemplo interesante en Brasil de los beneficios a obtenerse en el transcurso de acciones apropiadas tomadas de modo tempestivo es la introducción de previsiones climáticas en la región semiárida del nordeste brasileño".
-José I. Vargas
"El conocimiento es absolutamente esencial para tomar decisiones en la busca de inversiones eficientes para alcanzar el desarrollo ambientalmente sostenible".
-José I. Vargas